Esta entrada es una traducción del artículo de Didier Bonnet «It’s Time for Boards to Cross the Digital Divide» publicado en hbr.org el 9 de julio 2014
¿Hay algún aspecto de su vida diaria y de negocios que no se vea afectada de manera significativa por la tecnología digital? No es probable. Basta con pensar en todas las maneras en que la tecnología digital se está integrando en su rutina diaria. La ola digital en constante crecimiento está transformando casi todas las facetas de nuestras vidas personales y organizacionales, nuestras experiencias con los consumidores, y en todas las industrias y sectores impactando en los modelos de negocios y sus procesos.
Entonces uno podría pensar que, en vista de ello, las juntas directivas están dirigiendo activamente a sus organizaciones a través de la revolución digital, ¿no? De acuerdo con investigaciones recientes, no es el caso. Esto es preocupante. A pesar de las importantes llamadas a la acción, y a pesar de la ubicuidad de lo digital en la prensa y en muchas discusiones de estrategia y táctica en todas las funciones de organización, parece que las juntas todavía no están viendo el valor de la tecnología digital. ¿Por qué?
Una posible razón es que la crisis financiera y el período de recesión que le siguió, han impulsado a las corporaciones a sesgar sus reuniones de junta más hacia la gestión de riesgos y la experiencia empresarial convencional, a expensas de los más conocedores de la tecnología y el conocimiento digital. En este punto de vista, con la actividad económica renovada, las juntas deben ponerse al día rápidamente con el entusiasmo de los ejecutivos por todo lo digital.
No apostaría por ello. Una explicación más probable para la desconexión permanente es que se trata de una variedad diferente y particularmente perniciosa de la brecha digital. Los datos apoyan el hecho que la brecha digital es más pronunciada a nivel directivo que en otro escalón de la organización, y que es generacional en su naturaleza. Una encuesta de 2012 de las prácticas de las juntas, informó que casi ninguna de las empresas de gran capitalización tiene un director menor de 40 años de edad. A pesar de que se han publicado recientemente varias citas de juntas digitalmente inteligentes – por ejemplo, Walmart alistó a Marissa Mayer; Disney nominó a Sheryl Sandberg; y Starbucks reclutó a Clara Shih – si los datos son correctos, estos ejemplos parecen ser la excepción y no la regla.
Lo que es más, esta brecha digital parece estar evolucionando en la dirección equivocada. Las investigaciones indican que la edad media de los consejeros independientes en los empresas del S & P 500 subió a 62,9 años en 2013, desde 60,3 en 2003, un récord histórico. (Por supuesto, la edad no lo es todo, ni lo es tener un director no ejecutivo conocedor de lo digital una garantía de éxito para la transformación digital.)
La continua brecha entre la magnitud del desafío digital y la conciencia digital de muchos directorios de las empresas es importante por lo menos por dos grandes razones. En primer lugar, con el auge de la economía digital, estamos entrando en una nueva era de innovación empresarial con tanto oportunidades como riesgos mayores. Las juntas directivas no pueden permanecer aisladas de este cambio fundamental. En segundo lugar, nuestra investigación en Capgemini Consulting con el MIT ha demostrado que la transformación digital con éxito es un ejercicio de liderazgo desde arriba hacia abajo. Las juntas directivas deben jugar un rol de fuerte liderazgo, integrando por completo lo digital en sus actividades de formulación de estrategia y supervisión continua.
La transformación digital es acerca de una transición cuidadosa entre lo viejo y lo nuevo, el equilibrio en la gestión de riesgos, la creación de valor y la sostenibilidad a largo plazo, que son, precisamente, las principales funciones de las juntas. Como con cualquier cambio significativo en el contexto empresarial y económico, es el deber de la junta ejercer la presión necesaria sobre el director ejecutivo (CEO) y los ejecutivos de la empresa para comprender y abordar el impacto de la digitalización en las operaciones y el posicionamiento a largo plazo de la organización. Los altos ejecutivos tienen que, en su mayoría, haber realizado los progresos necesarios para comprender la necesidad de la transformación digital en sus propias empresas. Si, como indican los datos, los juntas no lo han hecho, entonces es hora que las juntas lleven a cabo su propia transformación digital.
Entonces, ¿en qué deberían centrarse las juntas para superar esta brecha digital dañina? He aquí una prueba de fuego:
En primer lugar, las juntas deben asegurarse que reconocen la magnitud y el ritmo del impacto digital en la corporación. Encontrar el tiempo correcto es una forma de arte. La transición digital necesita tanto proteger las operaciones rentables y los activos, como realizar la transición a un nuevo negocio digital o mejorar digitalmente parte del negocio existente.
En segundo lugar, las juntas deben intensificar su comprensión del perfil del riesgo digital de la organización. Esto significa que tendrán que comprender mejor cómo impacta la digitalización en el modelo de negocio de la empresa y la parte de la cadena de valor en la que opera. Los miembros del Consejo tienen que preguntarse: ¿Dónde están las vulnerabilidades con respecto a lo digital? ¿Hay oportunidades para los nuevos operadores y competidores para desarticular el modelo de negocio existente?
En tercer lugar, las juntas también deben entender cómo lo digital puede ayudar a la organización a crear más valor. Una vez más, los miembros de la junta tienen que preguntarse: ¿Entendemos cómo se puede mejorar la experiencia del cliente a través de la digitalización? ¿Podemos utilizar las posibilidades de las nuevas tecnologías digitales para impulsar la innovación? ¿Qué cambios son posibles en la productividad a través de la digitalización de nuestras operaciones y la conexión de nuestra fuerza de trabajo de manera más eficiente?
Por último, las juntas también deben asegurarse que la transición digital se está financiando adecuadamente para una implementación exitosa.
Si usted, como presidente de la junta o miembro, tiene dificultades para plantear estas cuestiones o conseguir que sus compañeros de junta puedan discutirlas en profundidad, la compañía podría estar en riesgo. ¿Qué hacer? Iniciar un proceso de educación digital para la junta. Salir de su empresa y su industria para ver cómo otras empresas (y no sólo las empresas relacionadas con la tecnología) han utilizado la tecnología digital para transformar su desempeño. Acérquese al equipo ejecutivo que lideró el cambio para entender la estrategia, las prioridades y los beneficios esperados. Asegúrese que las interacciones entre la junta y los ejecutivos son más frecuentes en torno al tema de la transformación digital. Y, finalmente, mire de cerca la composición de su junta directiva. La incorporación de miembros a la junta que posean conocimientos adecuados de lo digital podría hacer una diferencia crucial.
Con la tecnología digital y su impacto en los negocios en crecimiento exponencial, las empresas no pueden permitirse una brecha digital masiva entre el consejo y la dirección ejecutiva.